..:Ya no somos los mismos:..
domingo, febrero 11, 2007
Es siempre tan breve que ya ha terminado...
Las paredes… las paredes cada vez se hicieron más grandes
El espacio… sí… el espacio quedó aún más corto
El aire… el aire se había ido, se perdió, se fue… ya no se sentía
¿Cómo salir corriendo? ¿Cómo escapar? ¿Cómo ver? ¿Cómo respirar?
Sí, así es, aquí me quedé.
¿Cómo saber si todo era mentira? ¿Cómo saber si todo era cierto? Alguna vez lo sabré? Lo dudo…
Intenté parar ese techo blanco que cada vez parecía estar más cerca sobre mi ya nublada lucidez…
Cerré los ojos fuertemente… pero… pero todo fue en vano, mis recuerdos aún seguían allí… mis angustias aún estaban… el miedo… el miedo terminó por abrumarme.
El tiempo… el tiempo transcurrió, pasó lento y agónicamente, sin piedad alguna…
Los segundos… sí… los segundos, los minutos, las horas, los días y los años no tuvieron la más mínima intención de ser condescendientes, fueron furtivos, torturantes, inclementes, no sabía entonces qué hacer, me quedé allí plasmado a que solamente pasara todo; me aferré a esa poca fe que ni yo mismo sabía que tenía, qué equivocado estaba, inocente de lo que aún me deparaba, traté de solapar mi destino… TODO FUE EN VANO.
Mi esperanza ya aplastada y moribunda se resignó finalmente a morir, hasta que… hasta que… aquella noche, sin saberlo, sin esperarlo, sin quererlo, pude salir, correr, ver, respirar y por sobre todo… sí… sobre todo… sentir.
El pasado se había ido
El nuevo presente había llegado
Los días pasaron
Mis instintos despertaron
Todo… todo “fue tan breve que ya había terminado”
Y luego… luego de 29 años el teatro nuevamente había acabado
Las luces se apagaron
Las puertas volvieron a cerrarse
Y el techo terminó por caerse
El instante… sí… el instante ficticio terminó por desdibujarse, por disolverse…
Y aún cuando fue una completa mentira pude y supe lo que era verte.
Ahora…ahora regreso a ese cuarto oscuro
Porque después de todo… el encierro vuelve a ser mi luto
Donde… donde pareciera no haber alguna salida.
El aire… el aire se había ido, se perdió, se fue… ya no se sentía
¿Cómo salir corriendo? ¿Cómo escapar? ¿Cómo ver? ¿Cómo respirar?
Sí, así es, aquí me quedé.
¿Cómo saber si todo era mentira? ¿Cómo saber si todo era cierto? Alguna vez lo sabré? Lo dudo…
Intenté parar ese techo blanco que cada vez parecía estar más cerca sobre mi ya nublada lucidez…
Cerré los ojos fuertemente… pero… pero todo fue en vano, mis recuerdos aún seguían allí… mis angustias aún estaban… el miedo… el miedo terminó por abrumarme.
El tiempo… el tiempo transcurrió, pasó lento y agónicamente, sin piedad alguna…
Los segundos… sí… los segundos, los minutos, las horas, los días y los años no tuvieron la más mínima intención de ser condescendientes, fueron furtivos, torturantes, inclementes, no sabía entonces qué hacer, me quedé allí plasmado a que solamente pasara todo; me aferré a esa poca fe que ni yo mismo sabía que tenía, qué equivocado estaba, inocente de lo que aún me deparaba, traté de solapar mi destino… TODO FUE EN VANO.
Mi esperanza ya aplastada y moribunda se resignó finalmente a morir, hasta que… hasta que… aquella noche, sin saberlo, sin esperarlo, sin quererlo, pude salir, correr, ver, respirar y por sobre todo… sí… sobre todo… sentir.
El pasado se había ido
El nuevo presente había llegado
Los días pasaron
Mis instintos despertaron
Todo… todo “fue tan breve que ya había terminado”
Y luego… luego de 29 años el teatro nuevamente había acabado
Las luces se apagaron
Las puertas volvieron a cerrarse
Y el techo terminó por caerse
El instante… sí… el instante ficticio terminó por desdibujarse, por disolverse…
Y aún cuando fue una completa mentira pude y supe lo que era verte.
Ahora…ahora regreso a ese cuarto oscuro
Porque después de todo… el encierro vuelve a ser mi luto
Donde… donde pareciera no haber alguna salida.
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