..:Ya no somos los mismos:..

domingo, julio 29, 2007

...Un poquito no más

...sólo un poco perdida, pero con muchas ideas que piden
a gritos regresar. Mientras, la cabeza se atina,
desempolva, arropa, almacena y,
espero, se endereza. :)


Lo escribió some :: 7:15 p. m. :: 4 Nos han escrito:

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lunes, julio 09, 2007

Esos instantes

En esos infinitos momentos que no cesan de repetirse, aquellos donde las palabras sobran, donde no hace falta decir mucho para entenderse, y sobre todo comprender.
En esos tristes instantes en que dices…. Pues si…. Así era… pero ya no es… Donde lanzas un grito que solo aturde a tus entrañas, porque te da miedo que otro escuche.
Esos segundos que a veces parecen mágicos, surrealistas… donde provoca salir corriendo para no pensar…. No aturdirte
Ahí, en esos exiguos instantes, es cuando entiendo, y recuerdo, por qué no estás aquí.

...Y, sabes? creo que me alegro.

Lo escribió some :: 10:13 a. m. :: 10 Nos han escrito:

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sábado, julio 07, 2007

Días de Copa (I)

Ese día, el 26 de junio, no podía empezar de otra manera, pues de lo contrario no estaría rumbo al Táchira –como en los viejos tiempos-. Un accidentado viaje en un “Flamingo” de más de cuatro ruedas, obligó a permanecer a un lado de la oscura y solitaria carretera por más de una hora a eso de la 1 de la madrugada en un sitio totalmente desconocido, cosa que me hizo recordar por qué odio viajar en autobús. Sin embargo, el motivo del viaje bien valía la pena. Al dichoso "bús" se le reventó una “correita” y al chofer –imagino- nunca se le ocurrió llevar una de repuesto…
Ya en San Cristóbal la sutil lluvia se hizo compañera inseparable de este rápido viaje, enmarcando un frío pero a su vez caluroso ambiente de “casa”, la cual nos recibía con brazos abiertos y luego de mucho tiempo como al hijo que ese día regresaba, por pocos días, pero que regresaba.
A mediodía y credencial en mano (mejor dicho, en cuello) nos fuimos hasta el estadio, montados en un autobús cargado de emociones y repleto de expectativas por el momento que se venía… al fin, el inicio de la tan esperada Copa América.
Llegar a Pueblo Nuevo pareció más lejos que nunca, como si en los cinco años que subíamos religiosamente a clases en la ULA, la querida ULA, nunca nos hubiéramos percatado de lo “lejos” que quedaba. Y no, no era distancia en demasía, eran los interminables cordones militares que el autobús debió esquivar para al fin, llegar al estadio usando para ello los caminos verdes.
“Hasta aquí los podemos dejar… el resto, deben caminarlo…. Sí, bajo la lluvia, eso ni dudarlo”. Bolso bien agarrado, pantalones enrollados y gorros improvisados, corrimos más de una cuadra hasta la primera puerta del estadio para ser “revisados” por todos los costados por militares envueltos en ponchos verdes, quienes insistían en la necesidad de abrir los bolsos, sin importar los equipos que se portaran… “ Prensa? Si, pero órdenes, son órdenes”, alegaban.
Unos metros, un pequeño techo y otra revisión más exhaustiva esperaba. Un tercer chequeo, ya en el primer piso del estadio, obligó a pasar todo lo que lleváramos por grandes detectores. Chequeo de credencial, una vez más. Ahora si, emprender la subida de cuatro pisos hasta la próxima parada y por supuesto, otro chequeo más. Al fin, adentro.
Ese cuarto piso dedicado a la prensa lució no menos que hermoso, como si en vez de un estadio estuviéramos en un hotel, esperando en recepción por ser atendidos.. Decenas de periodistas extranjeros, muchos colegas, y algunas cuantas caras amigas que teníamos años sin ver y que poco a poco fueron apareciendo ante nuestros ojos, cargadas de sinceras sonrisas y muchas preguntas que nos hacían sentir totalmente complacidos de estar ahí, al fin, en el renovado Pueblo Nuevo.
La mente se debatía entre la efusividad de estar ahí en la inauguración de la Copa América, y todo lo que estaba fuera de ese estadio. La ciudad, las calles sin tanto tiempo por recorrer, las novedades… las añoranzas, y aunque no quisiéramos, los rostros que sabiendo afuera no aguardaban, buscábamos con ansiedad. Imposible no pensar en ello.
Palco 4, fila 3, puesto 12. Desde ahí vimos entre colegas de otros países el llenado de Pueblo Nuevo, la primera salida a terreno de la vinotinto, la llegada entre pitas y uno que otro aplauso, de Chávez, escoltado –o mejor dicho- escudado con su amigo Maradona y su pana Evo Morales. El resonar del "tierra tachirense con sus montanas y sus riberas…" removió la sangre andina que llevamos dentro… dando así cabida a la noche que recién despertaba.
El frío que dejó la lluvia y que por mandato divino cesó durante el juego, embargó todos los rincones del estadio, incluido el húmedo palco de prensa donde nos encontrábamos. Era, como muchas otras veces, una noche helada típica de San Cristóbal, de esas que tanto extrañamos. Pero cómo disfrutamos….!
El juego acabó y Pueblo Nuevo quedó con ganas de triunfo, como hoy, cuando Venezuela, dijo adiós a la Copa América.

Lo escribió some :: 10:45 p. m. :: 2 Nos han escrito:

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